la importancia de los ritmos circadianos en menopausia

Ritmos circadianos: qué son y cómo influyen durante la menopausia


Hoy quiero hablarte de un tema que quizás no tenemos tan presente, pero que es fundamental para sentirnos mejor en esta etapa de la vida: la importancia de los ritmos circadianos durante la menopausia.

Nuestro cuerpo funciona como una orquesta perfectamente sincronizada, donde cada órgano y tejido sabe cuándo activarse o apagarse gracias a unos “relojes internos” que conocemos como ritmos circadianos. El director de esta orquesta es el núcleo supraquiasmático, una pequeña región del cerebro que se encarga de que todo funcione correctamente. Y aquí entra en juego una hormona fundamental para que esta sinfonía suene bien: la melatonina. Esta hormona marca el punto de partida, como si fuera el metrónomo, para que todo vuelva a funcionar de forma sincronizada cada día.

Cuando entramos en la perimenopausia y la menopausia, nuestros niveles de melatonina empiezan a disminuir de manera natural. Esto afecta directamente a nuestros ritmos circadianos y, como consecuencia, a cómo nos sentimos, descansamos y metabolizamos los alimentos. Por eso, cuidar nuestros ritmos circadianos es una de las claves para ayudar a nuestras hormonas a funcionar mejor y sentirnos con más energía y equilibrio.

Los ritmos circadianos se regulan principalmente con la luz, la oscuridad y la melatonina. Si este sistema se desajusta puede hacer que descansemos peor, nuestro metabolismo se ralentiza y el sistema inmune se debilita. Pero la buena noticia es que podemos hacer mucho para ayudar a que nuestros ritmos circadianos se sincronicen de nuevo. Aquí te comparto algunos consejos sencillos que puedes incorporar poco a poco, para sentirte mejor.

1. La importancia de la luz

Uno de los gestos más simples y potentes que podemos hacer es adaptarnos lo máximo posible a vivir de día y descansar de noche. Nuestro cuerpo está diseñado para estar activo cuando hay luz natural y descansar cuando oscurece. Aunque no siempre podemos ser estrictas con esto, sí podemos intentar reducir la exposición a luces fuertes, sobre todo a las pantallas, a partir de las ocho o nueve de la noche.

Optar por luces cálidas, indirectas y más suaves ayuda a que la melatonina se empiece a segregar correctamente y que nuestro cuerpo entienda que es hora de entrar en modo descanso.

Un truco sencillo es bajar la intensidad de las luces o encender solo lámparas pequeñas mientras nos relajamos antes de dormir.

2. Diez minutos de luz natural al día

Exponerte a la luz natural por la mañana, aunque solo sean 10 minutos, puede marcar una gran diferencia. Este pequeño gesto ayuda a sincronizar nuestros ritmos circadianos, mejora la producción de melatonina por la noche y regula otros procesos como el metabolismo y la respuesta al estrés.

Salir a caminar, tomar el café en la terraza o simplemente abrir la ventana y dejar que la luz del sol nos acaricie la cara puede ser una manera sencilla de empezar el día con más energía.

3. Los horarios de comida son indispensables

Los horarios de las comidas también son una pieza clave para mantener nuestros ritmos en equilibrio. Cenar temprano, idealmente antes de que anochezca, nos ayuda a dormir mejor, hacer mejor la digestión y regular las hormonas que controlan el metabolismo.

A partir de la tarde-noche, nuestro cuerpo está diseñado para descansar y repararse, no para hacer grandes digestiones. Por eso, cenar sobre las 8 y optar por comidas ligeras nos ayuda a sincronizarnos mejor con nuestros ritmos internos. Además, evitar excitantes como el café o el alcohol por la tarde también favorece la producción de melatonina y la calidad del sueño.

4. Crear un ambiente relajante para favorecer la melatonina

Por la noche, nuestro cuerpo necesita entrar en modo parasimpático, ese estado de calma y relajación que nos ayuda a bajar los niveles de cortisol y a favorecer la producción de melatonina. Algunas ayudas naturales como el magnesio, la ashwagandha o las infusiones relajantes pueden ser grandes aliadas para preparar nuestro cuerpo para el descanso.

También es importante dedicar unos minutos a realizar actividades relajantes como leer, meditar o simplemente respirar profundamente. De esta manera, no solo descansamos mejor, sino que nuestro cuerpo aprovecha esas horas de sueño para reparar tejidos, fortalecer el sistema inmune y hacer una depuración profunda que es clave para nuestro bienestar.


Conclusión

Cuidar nuestros ritmos circadianos no significa cambiar toda nuestra rutina de golpe, sino incorporar pequeños gestos poco a poco, a nuestro ritmo y sin presionarnos. Cada pequeña acción suma y nos ayuda a sentirnos mejor, con más energía, mejor digestión y un sueño más reparador.

Escuchar nuestro cuerpo y darle lo que necesita en cada momento es una forma de autocuidado que nos acompaña en esta nueva etapa. Porque aunque nuestros niveles hormonales cambien, siempre podemos encontrar maneras de ayudar a nuestro cuerpo a funcionar mejor y sentirnos más equilibradas.

Si empiezas por un solo hábito, ya estás haciendo mucho por tu bienestar. Poco a poco, tu cuerpo irá recuperando su ritmo natural, ese que te ayuda a sentirte más conectada, con más calma y con más vitalidad cada día.

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