A partir de la perimenopausia (en torno a los 40 años) nuestro cuerpo tiene más resistencia a la insulina, esto significa que la glucosa tiene más dificultad para entrar dentro de la célula y, por consiguiente, ocasionará niveles más altos de glucosa e insulina en sangre.
Todo esto da como resultado mayor acumulación de grasa, picos de energía a lo largo del día, más daño en ciertos tejidos, etc.
Podemos ponérselo fácil a nuestro organismo evitando que lleguen paquetes muy grandes de glucosa. Conseguiremos hacer que lleguen poco a poco si elegimos bien qué alimentos consumimos y cuáles no.
1. Alimentos con mayor carga glucémica
Bollería, galletas, dulces, pasteles, etc. Estos alimentos suelen tener más del 40% de azúcares libres, quiere decir que entran directamente en la sangre y mantienen niveles elevados de glucosa durante más tiempo.
2. Endulzantes
Da igual que sea azúcar de coco, azúcar moreno o agave, todos producen picos de glucosa, por ello no son recomendables.
3. Edulcorantes
No tienen el impacto metabólico de los azúcares comentados en el punto anterior pero no son buenos para nuestra microbiota, además que te hacen “engancharte” a ese sabor dulce que le dan a los alimentos.
4. Batidos de fruta
Aunque la fruta contiene mucho azúcar, el efecto en nuestro organismo es totalmente diferente a ingerir, por ejemplo, una galleta.
Esto es porque la fruta también contiene agua, fibra, vitaminas y minerales, componentes que ralentizan la entrada de la glucosa en la célula y que nos nutren muchísimo.
Consúmela siempre entera y fresca.
5. Mermeladas
No son una opción recomendable ya que se les añade un alto porcentaje de azúcar. Podemos consumirlas eventualmente, pero no es recomendable su consumo diario.