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Buenos hábitos en la mesa

Muchas veces nos preocupamos de qué comemos pero nos olvidamos de cómo comemos.

buenos habitos en la mesa

Muchas veces nos preocupamos de qué comemos pero nos olvidamos de cómo comemos. Una dieta bien equilibrada puede perder gran parte de su potencial nutritivo por la organización y los hábitos a la hora de la comida.

Algunos tips importantes en la mesa para gozar de una buena digestión y optimizar el potencial nutritivo de nuestros alimentos:

  • Comer con hambre: la digestión empieza antes de que probemos bocado. Cuando pensamos en la comida con hambre  empezamos a tener saliva en la boca, en el estómago se segrega Ácido Clorhídrico y enzimas digestivas esperando la llegada de la comida. Si comemos sin hambre habrá poco ácido clorhídrico en el estómago, el PH será más alto de lo necesario, muchas enzimas no se podrán activar haciendo que la digestión en el estómago sea incompleta. Eso hará que moléculas de alimentos poco digeridos lleguen al intestino provocando malabsorción de sus nutrientes a parte de exceso de fermentación. Aunque tu madre siempre te haya obligado a desayunar, ¡espérate a comer con hambre! 
  • Buena masticación: una de las fases más olvidadas cuando hablamos de digestión es la masticación. Cuando los alimentos llegan a la boca se mezclan con la saliva que ya contiene enzimas que inician la digestión: las amilasas salivales, que empiezan la digestión de los hidratos de carbono. A la vez la masticación ejerce una función mecánica, es decir, rompe los alimentos en trozos más pequeños. Si esta es rápida e incompleta tendremos unos alimentos poco digeridos que darán “trabajo extra” al estómago y al intestino.
  • Empieza por el crudo: la ensalada o alimentos crudos deberían ser la primera parte de nuestra comida. Primero porque nos aportará enzimas complementarias a las nuestras propias que facilitaran la digestión de los alimentos siguientes y después porque los alimentos donde predominan los hidratos de carbono como los vegetales crudos necesitan un paso rápido por el estómago y menos acidez estomacal. Si los tomamos después de la parte proteica que necesita condiciones opuestas, estos alimentos fácilmente fermentaran y crearan gases, hinchazón abdominal y aprovecharemos menos su potencial nutritivo.
  • Pasa del postre: es en esta parte de la comida donde vamos a caer con facilidad en lo dulce, en los lácteos o las grasas saturadas. La fruta tampoco es una buena opción (aunque todo el mundo lo haga)  porque como hemos dicho antes la fruta tiene un paso rápido por el estómago (a parte de necesitar condiciones opuestas a las proteínas) creando putrefacción = gases, barriga hinchada… Deja la fruta para entre horas o al inicio de la comida. Aficiónate  a tomar una infusiones digestivas, por ejemplo con manzanilla, anís verde y menta.
  • Saca el agua de la mesa: si bebemos agua mientras comemos estamos diluyendo el ácido clorhídrico del estómago, dificultando su función. Eso no quiere decir que es mejor tomar bebidas alcohólicas o edulcoradas ¡No way!, sino que tenemos que reeducarnos para beber unos 30 minutos antes y a partir de 1,30 horas después de las comidas.
  • Comer con presencia: ¿has probado alguna vez cómo sienta comer solo observando tus sensaciones al comer? Si no lo has probado te lo recomiendo, seguramente te sorprenderás de como sientes diferente el sabor de los alimentos, incluso cómo te van sentando… También observarás que al estar presente es más fácil sentirse saciado antes, porque escuchas a tu tubo digestivo en lugar de tu mente  Además para que la digestión se realice de forma profunda deberíamos comer relajados, ya que necesitamos que sea el sistema nervioso parasimpático (relax) el que esté activo, que es el que estimula la secreción de saliva, de enzimas digestivas y el peristaltismo. Con estrés la digestión es incompleta. Por lo tanto, viendo el panorama actual ¡nada de ver las noticias mientras comemos!
  • El picar se va a acabar: es importante dejar espacios entre comidas, ya que cuando el organismo no tiene “trabajo” con la digestión aprovecha para limpiarse y regenerarse, son como pequeños “détox” que le permitimos a nuestro organismo entre comida y comida. Así que mejor 3-4 comidas concentradas en el día con espacios de tiempo largos entre ellas.

¡Feliz digestión!

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