La perimenopausia y la menopausia son etapas transformadoras en la vida de una mujer. Es un momento en el que nos replanteamos hábitos, buscamos cuidar más de nosotras mismas y empezamos a prestar atención a señales que quizá antes ignorábamos.
Y en este camino de autocuidado, a veces la suplementación nos puede ayudar a mantener la energía, el equilibrio hormonal o el bienestar general. Pero no todos los suplementos son adecuados para esta etapa.
Hoy quiero hablarte de 4 suplementos que no recomiendo tomar durante la perimenopausia y la menopausia, y sobre todo, explicarte por qué.
1. Suplementos multivitamínicos: ni específicos ni eficaces
Los multivitamínicos pueden parecer una forma cómoda de “cubrirlo todo”, pero la realidad es que no están diseñados para las necesidades concretas de una mujer en perimenopausia o menopausia.
Cada vitamina y cada mineral requiere una dosis adecuada para que realmente haga efecto, y muchos multivitamínicos llevan cantidades tan bajas que no cumplen una función real. Además, no todas las vitaminas se absorben igual en cualquier momento del día ni en cualquier combinación, y estos suplementos no suelen tener eso en cuenta.
Por ejemplo, hay nutrientes que se absorben mejor con grasa, otros que compiten entre sí (como el hierro y el calcio), y otros que necesitan tomarse en ayunas. La forma y el momento de toma importa muchísimo, y los multivitamínicos suelen pasar por alto todo esto.
¿Resultado? Inviertes en un suplemento genérico, de baja absorción, que no se adapta a tu realidad hormonal y nutricional. Y lo peor: puedes dejar de atender lo que sí marca la diferencia, como la alimentación real, el descanso, o la salud intestinal.
2. Onagra: buena en otros momentos, no tanto en este
La onagra se ha vendido como “el suplemento natural para las mujeres”. Y es cierto que puede tener beneficios en algunos momentos, especialmente en etapas de desequilibrios hormonales cíclicos, como el síndrome premenstrual.
Pero en perimenopausia y menopausia, su uso no es tan recomendable, y te explico por qué.
La onagra es muy rica en omega 6, un tipo de grasa esencial. Pero nuestro cuerpo filtra y procesa tanto el omega 3 como el omega 6 por las mismas rutas metabólicas. ¿Qué significa esto? Que si estamos consumiendo mucho omega 6 (como ya suele pasar en nuestra dieta), y además añadimos más con suplementos como la onagra, bloqueamos la capacidad del cuerpo para absorber y utilizar el omega 3.
Y el omega 3, en esta etapa de la vida, es fundamental: ayuda a reducir la inflamación, protege el sistema nervioso y cuida la salud del cerebro, algo especialmente importante cuando las hormonas empiezan a fluctuar.
Por eso, es fundamental priorizar el omega 3 (a través de alimentos como pescado azul, semillas de lino o nueces, o con suplementos de calidad si es necesario) y evitar la onagra, salvo en casos muy concretos y bien indicados.
3. Suplementos quemagrasas
Este es un tema que nos toca muy de cerca, porque sé que muchas mujeres llegan a esta etapa con frustración: el cuerpo cambia, el metabolismo se ralentiza, y parece que todo cuesta más.
Y justo ahí aparece el marketing de los “quemagrasas”, prometiendo soluciones rápidas y fáciles. Pero la realidad es esta: ningún suplemento “quema” grasa. Lo repito: ninguno.
Se aprovechan de una inseguridad que muchas mujeres viven en silencio. Y lo hacen vendiendo una ilusión que no solo no funciona, sino que puede generar efectos adversos: alteraciones del sueño, ansiedad, agotamiento suprarrenal y más inflamación.
El metabolismo no se arregla con un suplemento. Se cuida con lo que comemos, con cómo nos movemos, con el estado de nuestra microbiota intestinal, con la gestión del estrés, con el ejercicio de fuerza y con descansos reales.
Si hay algo que necesitas en esta etapa, es fortalecer tu cuerpo desde dentro, no castigarlo.
4. Suplementos con calcio
El calcio ha sido durante años el “suplemento estrella” para la salud ósea. Pero en realidad, no debería ser la primera opción cuando pensamos en cuidar y proteger nuestros huesos.
¿Por qué? Si no tenemos buenos niveles de vitamina D, el calcio no se absorbe correctamente y puede acabar acumulándose donde no debe: en tejidos blandos, en las arterias… aumentando el riesgo cardiovascular.
Y sí, es más frecuente de lo que parece. Muchas mujeres suplementan calcio sin tener controlados sus niveles de vitamina D, ni contar con otros nutrientes clave como la vitamina K2 o el magnesio, que son necesarios para que el calcio vaya donde tiene que ir: a los huesos.
Además, no nos olvidemos de algo esencial la alimentación, busca que sea rica en fuentes naturales de calcio: tahini, sardinas pequeñas con espina, frutos secos, coles… Son alimentos que, además, vienen acompañados de otros nutrientes que favorecen su absorción.
Y sobre todo, ten presente que los huesos no se cuidan solo con calcio. El magnesio, la proteína adecuada, el entrenamiento de fuerza, los ejercicios de impacto (como saltar, correr o caminar rápido), y una buena salud hormonal también son claves.
Pensar en los huesos es pensar en global, no solo en un mineral aislado.
En resumen
Elegir lo que realmente necesitamos es clave en esta etapa.
No todos los suplementos son adecuados para todas, ni cualquier alimentación, ni cualquier ejercicio funciona igual en cada etapa.
Lo importante es escuchar, respetar y acompañar a nuestro cuerpo sabiendo lo que necesitamos en cada momento.
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