Cuando pensamos en la menopausia o en la perimenopausia, lo primero que suele venir a la mente son los sofocos, la sudoración nocturna o los cambios en el ciclo menstrual. Sin embargo, hoy sabemos que existen más de 120 síntomas asociados a los cambios hormonales de esta etapa, y a veces muchos de ellos no se reconocen como síntoma de esta etapa.
En consulta, vemos a diario mujeres que llegan preocupadas por molestias que creen que no tienen nada que ver con la menopausia, cuando en realidad sí están relacionadas con el descenso de estrógenos, progesterona y otros cambios hormonales propios de esta fase.
Hoy quiero contarte algunos de los síntomas menos conocidos, pero frecuentes, que acompañan a la perimenopausia y menopausia.
1. Dolores osteoarticulares
Uno de los síntomas que más sorprende es la aparición de dolores en las articulaciones, especialmente por la mañana. Muchas mujeres se levantan con rigidez, molestias en manos o pies y lo primero que piensan es: “será artrosis o artritis”.
Hoy sabemos que existe incluso un término para describirlo: síndrome musculoesquelético de la menopausia. Este cuadro está relacionado con los cambios en los tejidos y con el aumento de la inflamación sistémica debido al descenso hormonal.
La buena noticia es que tiene solución. El ejercicio regular (tanto de fuerza como HIIT), mantener una alimentación antiinflamatoria y asegurar niveles adecuados de vitamina D (por encima de 50 ng/ml) mejoran notablemente estos dolores y la rigidez.
2. Pérdida de memoria y dificultad para encontrar palabras
Otro síntoma que genera mucha ansiedad es la llamada “niebla mental”. De repente olvidamos nombres, palabras o incluso tareas cotidianas. Esto ocurre porque el cerebro también es muy sensible a los cambios hormonales.
Durante la perimenopausia, los estrógenos —que tienen un papel protector a nivel neurológico— disminuyen, y eso afecta a nuestra capacidad de concentración, memoria y velocidad de procesamiento.
¿Qué hacer? Algunas herramientas útiles son:
- Escribir a mano con frecuencia.
- Leer y aprender cosas nuevas para estimular nuevas conexiones neuronales.
- Incluir omega 3 en la dieta (pescado azul, semillas de lino, chía o nueces). Si no lo consumes al menos 3-4 veces por semana, la suplementación puede ser de gran ayuda.
3. Palpitaciones
Un síntoma que puede alarmar mucho son las palpitaciones repentinas. El corazón late más rápido o más fuerte, a veces sin motivo aparente. Lo primero siempre es acudir al médico para descartar problemas cardíacos.
Cuando todo está correcto, las palpitaciones pueden deberse al cambio hormonal de esta etapa. Los estrógenos influyen en la regulación del sistema nervioso autónomo, y su descenso puede generar estas sensaciones.
Para manejarlas, es clave:
- Incluir magnesio, ya que ayuda a relajar la musculatura, el sistema nervioso y también puede mejorar la calidad del sueño. Yo recomiendo el bisglicinato de magnesio de Naturitas.
- Reducir el estrés con técnicas de relajación, caminar por la naturaleza, momentos de descanso.
4. Síntomas digestivos: hinchazón y estreñimiento
La salud intestinal también cambia durante la perimenopausia. Muchas mujeres notan que de repente tienen más hinchazón, gases o estreñimiento sin haber cambiado mucho su alimentación.
Esto ocurre porque las hormonas modulan nuestra microbiota intestinal y la mucosa que recubre el intestino. Durante esta etapa, esa mucosa no se regenera tan rápido y puede estar menos hidratada, lo que favorece cambios digestivos.
Algunas recomendaciones prácticas:
- Priorizar una alimentación rica en fibra soluble e insoluble.
- Incluir alimentos prebióticos y probióticos (como kéfir, chucrut o kombucha).
- Consultar con un especialista para revisar el estado de la microbiota intestinal y, si es necesario, ajustar la alimentación. Junto a mi equipo, en Somos FeMMe, podemos ayudarte de forma personalizada si lo necesitas.
El intestino y las hormonas están mucho más conectados de lo que imaginamos.
5. Cambios en el olor corporal
Un síntoma del que pocas hablan pero que aparece con frecuencia es el cambio en el olor corporal. El sudor puede hacerse más intenso o con un aroma diferente.
Aunque aún no se entiende al 100 % por qué ocurre, se sospecha que tiene relación con los cambios en la composición del sudor y el metabolismo durante la menopausia.
Un consejo importante es evitar cosméticos con fragancias fuertes o con disruptores endocrinos (parabenos, ftalatos, etc.), ya que pueden alterar todavía más el equilibrio hormonal. Optar por desodorantes naturales o sin tóxicos puede ser una gran alternativa.
En resumen
Lo más importante es entender que los síntomas de la menopausia van mucho más allá de los sofocos o la irregularidad menstrual. Dolores articulares, cambios cognitivos, problemas digestivos o incluso la alteración en el olor corporal son manifestaciones reales y frecuentes de esta etapa.
Conocerlos es el primer paso para no sentir miedo, para no confundirlos con otras enfermedades y, sobre todo, para poder actuar de manera preventiva y mejorar la calidad de vida.
La perimenopausia y la menopausia no son una enfermedad: son etapas naturales de la vida de la mujer. Pero requieren acompañamiento, información y estrategias personalizadas.
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